Buenas, hoy os voy a contar un bello relato...
Érase una vez que se era, un fornido mozo en la celebración de su cumpleaños (creo). El muchacho, recibió de manos del hermano de su esposa un presente. Era muy simple y pequeñito, una caja que le cabía en la palma de la mano. Al abrirlo, descubrió un artilugio mágico qué albergaba otras muchas cosas, le habían regalado un Ipod nano.
Feliz como una perdiz salió a correr por ahí con su Ipod, pues razaba "Run like the wind...Cuñado", y no podía faltar a la aventura. Pasaron los años y disfrutaron a la vez que sufrieron muchos días de salir a correr por la dehesa, pero un día, la rodilla dijo basta.
El joven y apuesto chico tuvo que dejar de salir a correr, pues poder andar a diario era más importante que bajar la barriga, y su rodilla sólo podía hacer una de las dos cosas. La relación mozo-Ipod fue siendo cada vez más esporádica, hasta que pasaron periodos de no saber ni donde estaba su cajita mágica de sonidos. Algunas veces, preguntaba por ahí a su esposa si sabía dónde andaba el Ipod, pero su paradero era desconocido y su existencia fue cayendo en el olvido, llegando a pensar que nunca más se reencontrarían.
Hasta que un día, la lozana esposa del fornido muchacho dijo:
-¿A qué no sabes dónde he encontrado tu Ipod?.
-No!-contestó él.
-En la lavadora!. Estaba pegado al tambor, en la parte de arriba...
-Imposible!. ¿Cuánto tiempo llevará ahí y no lo hemos visto?. ¿Por cuántos lavados habrá pasado?
Ni corto ni perezoso, el chico puso a cargar el Ipod, y un brillo apareció en el dispositivo.
-Mmmmm...igual hasta sigue vivo-dijo.
-Ni de guasa!-le contestó su esposa.
Al cabo de unas horas, la prueba de fuego tuvo lugar, y cogiendo unos auriculares, prestó oídos a su pequeña caja de sonidos.
-Funciona!. Jajajaja, no me lo creo ni yo!.
Y como un final de cuento de hadas, el chico siguió escuchando música en su Ipod mientras escribía una entrada sobre ello en su blog.
FIN
Espero que os haya gustado, jejeje.
Un saludo!
Érase una vez que se era, un fornido mozo en la celebración de su cumpleaños (creo). El muchacho, recibió de manos del hermano de su esposa un presente. Era muy simple y pequeñito, una caja que le cabía en la palma de la mano. Al abrirlo, descubrió un artilugio mágico qué albergaba otras muchas cosas, le habían regalado un Ipod nano.
Feliz como una perdiz salió a correr por ahí con su Ipod, pues razaba "Run like the wind...Cuñado", y no podía faltar a la aventura. Pasaron los años y disfrutaron a la vez que sufrieron muchos días de salir a correr por la dehesa, pero un día, la rodilla dijo basta.
El joven y apuesto chico tuvo que dejar de salir a correr, pues poder andar a diario era más importante que bajar la barriga, y su rodilla sólo podía hacer una de las dos cosas. La relación mozo-Ipod fue siendo cada vez más esporádica, hasta que pasaron periodos de no saber ni donde estaba su cajita mágica de sonidos. Algunas veces, preguntaba por ahí a su esposa si sabía dónde andaba el Ipod, pero su paradero era desconocido y su existencia fue cayendo en el olvido, llegando a pensar que nunca más se reencontrarían.
Hasta que un día, la lozana esposa del fornido muchacho dijo:
-¿A qué no sabes dónde he encontrado tu Ipod?.
-No!-contestó él.
-En la lavadora!. Estaba pegado al tambor, en la parte de arriba...
-Imposible!. ¿Cuánto tiempo llevará ahí y no lo hemos visto?. ¿Por cuántos lavados habrá pasado?
Ni corto ni perezoso, el chico puso a cargar el Ipod, y un brillo apareció en el dispositivo.
-Mmmmm...igual hasta sigue vivo-dijo.
-Ni de guasa!-le contestó su esposa.
Al cabo de unas horas, la prueba de fuego tuvo lugar, y cogiendo unos auriculares, prestó oídos a su pequeña caja de sonidos.
-Funciona!. Jajajaja, no me lo creo ni yo!.
Y como un final de cuento de hadas, el chico siguió escuchando música en su Ipod mientras escribía una entrada sobre ello en su blog.
FIN
Espero que os haya gustado, jejeje.
Un saludo!
