¿Cómo funciona la tecnología 3D?
La tridimensionalidad se debe al ligero distanciamiento entre los dos ojos, de modo que captan las imágenes desde ángulos distintos. La combinación de imágenes individuales vistas por cada ojo consigue una sensación de profundidad y dimensión en la mente. Es lo que se conoce como paralaje y es la base sobre la que se han desarrollado las tecnologías en 3D.
Cuando se filman imágenes en tres dimensiones se utilizan dos objetivos separados por una distancia fija. Al contener el doble de información que las imágenes bidimensionales, las imágenes 3D deben ser editadas conservando la información desde ambos ángulos. Cuando ser reproduce el contenido, cada ojo debe percibir el contenido específico para él, de modo que cuando se combinen en la mente se cree la sensación de profundidad.
Para conseguir ver las imágenes existen distintas "tecnologías". Los sistemas más antiguos son los denominados "pasivos". Por un lado las clásicas gafas de dos colores, que ya se utilizaban en los años 70 y cuyo principal problema era la pobreza de color de las imágenes; por otro, las gafas polarizadas que permitían ver las imágenes proyectadas sobre la pantalla por el método "línea a línea" que polariza las líneas consecutivas del televisor. El problema de esta tecnología es la reducción de la resolución original de la pantalla a la mitad, pues sólo la mitad de la información está disponible para cada ojo, lo que provoca que sea complicado reproducir películas con gran detalle.
Las gafas "activas" por su parte, se basan en la transmisión de imágenes a la pantalla para el ojo izquierdo y el derecho de forma secuencial y a muy alta velocidad. En este sistema las gafas se sincronizan con el televisor para mostrar en cada ojo solamente la imagen que le corresponde, permitiendo una mayor calidad de los vídeos.
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